IT ALL START WITH LOVE

¿Bailarás Conmigo?

¿Bailarás Conmigo?

Una Canción de Bodas para el Rey

“Mi corazón se conmueve con palabras hermosas; al Rey dirijo mis versos; mi lengua es pluma de hábil escritor.”
(Salmo 45:1)

El Espíritu me susurró con dulzura:
“¿Bailarás conmigo?”
Y algo dentro de mí se quebró.
No era un mandato… era una invitación.
No era una prueba… era una propuesta.
Una voz que me llamaba no al deber, sino al deleite.

“Escucha, hija, presta atención y pon oído: olvida tu pueblo y la casa de tu padre. El Rey está cautivado por tu belleza; ríndele homenaje, porque Él es tu Señor.”
(Salmo 45:10–11)

Yo estaba rota.
Vestida de luto.
Cansada de luchar con mis propios temores.
Pero Él, con ojos ardientes de amor, me dijo:

“Te he estado esperando.
Te he preparado.
Te he adornado con lino fino,
con justicia y con gozo.
No por tus obras, sino porque te amo.”

“Revestíos todos de humildad en vuestro trato mutuo, porque:
Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.”
(1 Pedro 5:5)

Y comprendí…
No era mi perfección lo que Él deseaba,
sino mi rendición.
No mis logros,
sino mi entrega.
Él no me llamaba a una plataforma,
sino a un lugar secreto,
donde las lágrimas eran recibidas como incienso
y cada paso en Su presencia era una danza de redención.

“Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte a su debido tiempo. Echad toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él cuida de vosotros.”
(1 Pedro 5:6–7)

Y en medio de esa danza,
no oí el rugido del enemigo,
ni los ecos de condenación.
Solo escuchaba su voz:

“Has esperado mucho.
Pero mira, el jardín está listo,
la mesa ha sido puesta.
Los aromas llenan el aire,
la música ha comenzado.
Y tú, amada mía, estás hermosa.”

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria;
porque han llegado las bodas del Cordero,
y su esposa se ha preparado.”
(Apocalipsis 19:7)

Sí, me he preparado.
No sola,
sino por su gracia.
Fui lavada.
Fui restaurada.
Fui vestida con justicia.

“Y le fue concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino son las acciones justas de los santos.”
(Apocalipsis 19:8)

Y cuando Él dijo por segunda vez:
“¿Bailarás conmigo?”
Corrí.
Corrí hacia el Amado de mi alma.
Me perdí en sus brazos,
y allí, por fin,
me encontré.


Posted

in

by

Tags:

Comments

Leave a comment